El servicio público es aquella actividad que realizan ciertas personas en las instituciones en las que trabajan para beneficio general y al servicio del ciudadano. No debe ser una definición muy científica, pero nos pone en situación.
Para desarrollar la función pública se contratan trabajadores mediante oposición, funcionarios públicos, o mediante contrato laboral, contratados laborales. Al margen quedan los cargos políticos y los cargos de confianza, que van y vienen según el color del Gobierno, como en La Restauración.
La cuestión viene cuando los servidores públicos en lugar de solucionar los problemas de los ciudadanos se dedican a poner trabas y trampas a aquellos a los que dicen servir. Entonces se subvierten todos los principios del servicio y terminamos siendo nosotros los servidores de aquellos a los que pagamos para que nos solucionen las cosas.
Esto lo vemos cada día en las administraciones que se dedican al negociado del medio ambiente y aledaños.
Por arte de magia, muchos de estos servidores públicos se han dedicado a restringir, cuando no a prohibir, literalmente, el uso de las bicicletas en los espacios naturales, alegando las razones más peregrinas que os podáis imaginar: que si la masificación, que si la erosión, que si el principio de prevención.
Sí, has leído bien. El principio de prevención, que viene a ser como aquello que decían cuando te daban una bofetada y al quejarte por no haber hecho nada para merecerla, te contestaban que ya lo harías. En este caso, te prohíben el paso debido a que el sagaz servidor público, ya vislumbra que tú, sí tú, vas a hacer algo mal y él, ¡angelito!, debe tomar las medidas correctoras incluso antes de que tú te hayas planteado hacerlo.
Otra de sus capacidades es el “corta y pega” que vienen haciendo con los instrumentos de gestión de los espacios naturales, en los que simplemente copian algún otro documento de otra comunidad autónoma que les venga bien y se ahorran el trabajo. El mayor ridículo hasta la fecha ha sido el del Parque Nacional de los Picos de Europa, ya que copiaron tan mal que varios biólogos tuvieron que quejarse ya que habían incluido especies de plantas y de animales que no se han dado nunca en este espacio natural.
En el mismo orden van las restricciones que se imponen sin tener ningún estudio de impacto o de aforos que lo justifique y, claro, nos lleva a situaciones tan paradójicas como que hablen de masificación cuando esta sólo se da en las zonas donde se llega en coche.
Por eso nos preguntamos: ¿nos sirven o nos valen estos servidores públicos?